¿Pregonando la moral en calzoncillos?

La famosa bofetada en los Oscar ha sido muy comentada. Ha mostrado la ignorancia de la justicia y de los famosos “abogados criminalistas”, que repiten como papagayos los mismos disparates en los medios.

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EEUU debería preguntarse por qué somos unos de los países más violentos del mundo, por qué tenemos más armas que personas y, peor aún, por qué la Academia que entrega los Oscar debería autoanalizarse antes de hablar de violencia.

Si vamos a los “orígenes” de la violencia, los mayores responsables son los que llenan las pantallas de películas, donde los que se sientan en primera fila pueden morir por la cantidad de balas. Nada que decir sobre los famosos videojuegos. Estas son las “escuelas” donde los niños aprenden que matar es la forma de resolver sus diferencias.

Los estudios indican que un niño de siete años ha observado tanta violencia que ve “normal” agredir o matar a otro. Esto explica las matanzas que suceden con excesiva frecuencia en las escuelas. Nadie analiza qué pasó, no saben que la violencia se aprende y es más dañina que una película con escenas de sexo.

Añoro el cine de mi infancia, las series donde aprendí mucho de lo que defiendo hoy públicamente: valores, mensajes de paz, pleitos donde los buenos ganan y el bien estaba siempre por encima del mal. Hoy tengo que buscar mucho en las plataformas para ver una película que no me desvele o me dé pesadillas. Ojalá los Oscar, a partir de ahora, traten de cambiar sus premios a trabajos que aporten. Ojalá que Disney pare la distorsión de los cuentos clásicos para niños, como “La Cenicienta”, “Blanca Nieves”. Estos permiten que ellos manejen sus conflictos, por ejemplo, dirigir su rabia a las madrastras que representan “la parte mala” de mamá.

También deben aprender que lo peor de la violencia no es golpear. El que dio la cachetada reaccionó al abuso contra su esposa, cuya cara decía claramente la humillación por sufrir una enfermedad muy dolorosa para las mujeres. Si hubiese tenido cáncer y la calvicie obedeciera a la quimioterapia, quizás le pedirían excusas por haber permitido el “bullying” a que fue sometida. Y después quieren aparentar que respetan a las mujeres y que apoyan el movimiento “me too”.

La ignorancia nos carcome, sobre todo a los “abogados” que ni pensaron en esto: la violencia psicológica y emocional es la peor, pero, como no se ve, nadie la toma en cuenta. ¿Sabía la Academia que quien provocó esta situación ha sido irrespetuoso en otras entregas, incluso con el “malo de la película”, según la ley de EEUU, Michael Jackson, o con Nicole Kidman y otros? ¿Por qué lo siguen invitando? ¿Estaba la ofensa en el libreto?En vez de hablar tantas sandeces, hagan algo, si es que aún se puede: paren el abuso emocional contra una mujer enferma, no escriban libretos con chistes que se burlan de los demás y, por favor, controlen sus películas llenas de violencia. La mayor parte de la sociedad es responsable de esta violencia psicológica y está pregonando la moral en calzoncillos.

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