La diabetes es una enfermedad que afecta a más de 1 de cada 10 personas en los Estados Unidos. Sin embargo, la comunidad latina enfrenta un riesgo especialmente alto.
De acuerdo con los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), más de la mitad de los latinos desarrollarán diabetes tipo 2 en algún momento de su vida.
Además, quienes ya viven con esta condición suelen enfrentar mayores complicaciones, como problemas renales y pérdida de la visión.
Factores genéticos
Un aspecto fundamental que explica esta alta incidencia es la genética. Aunque no existe un gen único que cause diabetes tipo 2, ciertos genes relacionados con esta condición son más comunes entre los latinos.
Un ejemplo es el gen SLC16A11, el cual se ha vinculado a un mayor riesgo de diabetes en personas de ascendencia mexicana.
Es importante mencionar que este riesgo puede variar entre subgrupos latinos; aquellos con más ascendencia indígena o africana tienden a tener mayor prevalencia de diabetes.
La genética también influye en cómo el cuerpo procesa la insulina, una hormona clave en la regulación del azúcar en sangre.
En los latinos, la insulina puede no funcionar tan eficientemente, lo cual puede llevar al agotamiento de las células beta, encargadas de producirla.
Además, la obesidad es más común en esta comunidad, un factor que, combinado con la genética, aumenta aún más el riesgo de desarrollar diabetes.
Lee También: Palo Azul: Un Tesoro Natural para la Salud Renal
Determinantes Sociales de la Salud
Más allá de la genética, los llamados “determinantes sociales de la salud” juegan un papel crucial.
Estos determinantes incluyen condiciones como el nivel de ingresos, el acceso a servicios de salud y la calidad de los alimentos disponibles.
Según el Censo de EE.UU. UU., los latinos son más propensos a tener ingresos bajos y vivir en áreas con menor acceso a alimentos frescos y opciones de actividad física.
La falta de seguro médico y el costo elevado de los medicamentos son otros obstáculos. Muchos latinos, al no tener acceso regular a chequeos médicos, descubren la diabetes cuando ya ha avanzado.
Esto no solo aumenta el riesgo de complicaciones, sino que también dificulta el tratamiento adecuado.
Alimentación y cultura
La dieta es otro factor fundamental. Muchos alimentos tradicionales latinos son ricos en carbohidratos y grasas saturadas.
Sin embargo, esto no significa que la comida tradicional sea “mala” por naturaleza. Más bien, es la manera en que se preparan ciertos platillos lo que puede afectar la salud.
Incorporar ingredientes procesados o porciones grandes puede hacer que estas comidas sean menos nutritivas.
Cambios pequeños en la preparación y elección de ingredientes pueden hacer una gran diferencia. Por ejemplo, optar por proteínas magras como pollo o pescado en lugar de carne de res o frijoles refritos ayuda a reducir la grasa saturada.
Asimismo, elija tortillas integrales o reemplácelas por lechuga para reducir los carbohidratos. Para aderezos, el guacamole y la salsa son opciones más saludables en comparación con la crema agrícola.
Te Recomendamos: Salud Bucal en Hispanos de EE.UU: Un Desafío a Resolver
Ejercicio y Actividad Física
El ejercicio también juega un papel importante en la prevención y manejo de la diabetes.
Se recomiendan entre 150 y 300 minutos semanales de actividad aeróbica moderada, como caminar, o entre 75 y 150 minutos de ejercicio vigoroso, como correr.
Para muchos latinos, actividades como caminar o bailar son accesibles y pueden integrarse fácilmente en la rutina diaria.
Incorporar actividad física de forma gradual puede ser más efectivo que hacer grandes cambios de golpe.
Caminar en familia, usar las escaleras en lugar del ascensor, o incluso participar en actividades comunitarias como el baile son maneras simples y agradables de mantenerse activo.
¿Cómo pueden los latinos en USA prevenir la diabetes tipo 2?
La prevención de la diabetes comienza con la adopción de hábitos saludables. Para evitar la diabetes tipo 2, es crucial controlar el peso y evitar la obesidad.
Las pruebas regulares de detección son también esenciales, ya que permiten identificar la prediabetes, un estado previo que, si se trata de un tiempo, puede revertirse con cambios en el estilo de vida.
Los alimentos frescos y el ejercicio regular no solo ayudan a prevenir la diabetes, sino que también mejoran la calidad de vida de quienes ya viven con esta enfermedad.
Estos cambios no necesitan ser drásticos; Pequeños ajustes en la dieta y en la rutina diaria pueden hacer una gran diferencia.
Aunque los latinos en EE.UU. UU. tienen más probabilidades de vivir con diabetes, la educación y la prevención pueden reducir significativamente este riesgo.