Cuando la pandemia inició, Tina DeAlderete estaba completamente comprometida en su trabajo como artista, representando fuertemente la música latina en Cincinnati y liderando proyectos en educación de teatro musical.
Ella conocía la emoción de estar en un escenario, la alegría de bailar frente a un público y la satisfacción de enseñar a otras personas a encontrar su camino en el arte.
Es decir, su propósito estaba y siempre había estado dentro del mundo creativo.
Por eso, la noticia de la pandemia fue algo que cambió totalmente sus planes.
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Tina, la artista
Inicialmente Tina no pensó en la pandemia como algo negativo, pensaba que en su agenda tan ocupada sería un pequeño respiro, un descanso.
Pero al darse cuenta de que la situación estaba empeorando y su modo de vida continuaría cambiando drásticamente, lo primero que pensó fue: ¿Qué puedo hacer ahora como artista?
Pues en su cabeza nunca fue una opción detenerse, fue más bien una cuestión de cómo continuar en esas circunstancias.
Diferente al caso de muchos artistas, Tina nunca sintió que su arte y su creatividad se vieran limitados en la pandemia, los shows y las presentaciones sí, pero las posibilidades de aprender cosas nuevas y experimentar en otros medios eran infinitas.
“Me dio la oportunidad de mantenerme artística en otros aspectos de mi vida, pude aprender cosas que antes no habría tenido la oportunidad de aprender. Empecé a pintar, aprendí fotografía, y otras cosas en las que estaba interesada en hacer pero que mi horario no me permitía”.
Esto no significa que haya renunciado a la música, todo lo contrario, el nuevo tiempo disponible que tenía le dio la oportunidad de escribir y colaborar de forma virtual con artistas con los que antes no había podido trabajar.
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Tina, la maestra
Su trabajo como educadora, por otro lado, si recibió un golpe más fuerte.
Ella habla de ser maestra como su misión, como la actividad que más la llena. Su vida no se siente completa sin sus estudiantes.
“Yo les enseñaba habilidades artísticas, pero también los ayudaba a desarrollar habilidades para la vida y autoestima. Y ser capaz de conectar como mentora con un estudiante de cualquier edad es extremadamente satisfactorio y es una de mis misiones en la vida”.
Y percatarse de que no podía continuar haciendo esto normalmente fue devastador, especialmente cuando el arte que ella enseña requiere de contacto con la gente para ser más efectivo.
No obstante, Tina DeAlderete no dejó que esto la detuviera y decidió continuar sus clases en modalidad virtual.
Pero cada encuentro era un nuevo reto, habían problemas técnicos, algunas veces la imagen se congelaba o no podía ver con facilidad lo que estaban haciendo sus estudiantes
“Era agotador, estaba agradecida por la oportunidad, pero definitivamente palidecía a comparación de poder estar ahí presencialmente compartiendo conocimiento, siendo capaz de hacer correcciones e intercambiando energía”.
Volviendo a los escenarios
Y ahora que la situación del Covid-19 está considerablemente mejor, Tina DeAlderete ha retomado poco a poco las labores que hacía antes de la cuarentena.
Ha regresado a su rutina de antes, a los escenarios, pero esta vez con una perspectiva diferente y retos nuevos.
“Esa primera presentación, honestamente, fue un poco discordante, en el momento pensé: esto no se siente como yo recuerdo que se sentía”, fue como ella describió su primer show post-pandemia.
Por esta realidad y lo vivido en la cuarentena se dió cuenta de la posibilidad real de que un día no podrá presentarse ante la gente, cosa que antes era un miedo que tenía al fondo de su mente.
Entonces ahora ve cada oportunidad de mostrar su arte al mundo como una bendición y se siente muy agradecida cuando puede hacerlo una vez más.
“Yo entro a cada show pensando ¿qué pasa si este es el último?, esta podría ser la última vez que hago esto en este contexto, entonces soy más consciente de lo que era antes”
Sentimiento que se traduce en su vocación de maestra, pues cada vez que va al salón de clase se siente conscientemente agradecida y presente en la experiencia.
La pandemia reafirmó que la educación es lo más importante de su vida, lo valioso que es compartir con sus estudiantes y darles las herramientas para cultivar sus talentos.
Y volver a ese ambiente presencial fue causa de genuina alegría, tanta que solo hablar del tema hacía que su voz se quebrara y sus ojos se llenaran de lágrimas.
“Lo había extrañado demasiado, esto es por lo que vivimos, para mi no hay nada que pueda hacer por mi lo que enseñar hace. Así que volver al salón por primera vez, recuerdo haber sentido en mi pecho esta felicidad y realización que no había sentido en un buen tiempo”.
Lugar del arte tras la pandemia
Tina piensa que debido a todo lo que vivimos como sociedad y como comunidad durante el tiempo del encierro hemos desarrollado un nuevo amor por las artes.
Porque cuando inició la cuarentena y no podíamos salir a convivir con otras personas, la respuesta inmediata fue recurrir al arte.
“Recurrimos al arte en nuestros momentos más oscuros”
Y es por esto que ella espera ahora que las personas empiecen a valorar más el arte, no solo como forma de entretenimiento, sino como algo que necesitamos para vivir plenamente.
Tina cerró toda esta reflexión con un mensaje para todos los artistas:
“Sigan creando, sigan dando, incluso si no creen que es una buena carrera para ustedes igual hay algo por dar, y lo necesitamos. De pronto ya no lo haces tiempo completo, pero no renuncies a eso porque sí lo necesitamos, y sí hace una diferencia”.